¿Cómo es la magia de cerca de Ru?

A mí me pasa cada semana. No porque tenga mucho arte (que lo tengo 😎😘 ), sino porque hago magia de cerca.
Y eso, mi querido lector curioso, es OTRA LIGA.
¿Qué narices es la magia de cerca, Ru?
¿Cartas, monedas, objetos cotidianos que tienes a 10 centímetros de la cara y que de repente DESAPARECEN o se doblan como si tuvieran voluntad propia? Eso es MAGIA DE CERCA.
Es la magia que ocurre en tus manos. Que te mira a los ojos. Que no necesita focos ni telones. Solo un espacio, un grupo de personas y mi manía de retorcer la realidad hasta que te olvides de cómo se respira normal.
ASÍ SE VIVE LA MAGIA DE CERCA
La primera vez que hice magia de cerca
Estaba en una cena. Una de esas donde te sientas con desconocidos y finges que sabes qué hacer con cuatro tenedores diferentes. Yo tenía 8 años, y una baraja de cartas escondida en el bolsillo interior.
No sabía lo que iba a pasar. Hasta que una señora, la abuela Paquita, jurado de paellas y amante de los boleros, me retó:
“A ver, chiquillo, que me han dicho que haces trucos. Pero yo no me dejo engañar, ¿eh?”
Spoiler: acabó gritando, soltando el abanico y preguntándome si era hijo de David Copperfield y alguna bruja buena.
Magia en la mesa: El nuevo ARTE de hackear la realidad
Lo que más me gusta de la magia de cerca es que no hay distancia. No hay PROTECCIÓN.
Cuando saco una carta y alguien la firma con boli, sé que ese objeto es suyo. No hay TRAMPA. No hay CAMBIO. Pero aún así, va a acabar doblada dentro de su zapato sin que sepa cómo.
Me gusta mirar a los ojos a la gente mientras todo cambia delante de ellos. Verlos buscar explicaciones, escanear mis mangas, tocar mi baraja como si tuviera un chip.
Y me encanta que, al final, terminen rendidos. Con esa risa mezcla de admiración y derrota. Como quien acepta que la LÓGICA, por un rato, ha sido secuestrada por la FANTASÍA.
¿Has estado alguna vez en una fiesta donde hay un mago de cerca?
No soy yo el que lo dice (bueno, sí, también), pero la atmósfera cambia. Se crea un corrillo. Una expectación. De repente no hay móviles. No hay prisa. Solo miradas, risas, reacciones locas y esa sensación de “¿cómo ha hecho eso?”
Es como una conversación con risas y asombro. Como una historia que se te mete debajo de la piel y te obliga a volver a creer en cosas que ya habías guardado en el trastero de tu niñez.
¿Por qué hago esto? ¿Por qué magia de cerca y no grandes ilusiones o conejos saliendo del sombrero?
Porque me gusta ver la INCREDULIDAD SINCERA. La risa que estalla cuando algo imposible ocurre en tus manos.
Me gusta que te vayas a casa preguntándote si la REALIDAD es tan ESTABLE como pensabas.
Y porque sé que, cuando acaba, no solo has visto magia.
La has vivido
Vale, Ru. Pero esto… ¿sirve para algo más que alucinar?
Sirve para unir.
He estado en bodas donde los suegros se llevaban regular, hasta que una moneda desapareció del bolsillo del padre y apareció debajo del reloj de la madre.
He estado en eventos de empresa donde la gente solo hablaba de KPI’s y cafés fríos, hasta que un billete se transformó delante de sus narices. El jefe aplaudiendo. El becario gritando.
Y tú, que estás leyendo esto…
¿Te apetece ver algo que no tiene explicación?
¿Quieres que tu evento (cumpleaños, boda, cena, tarde de colegas) tenga una chispa de surrealismo, asombro y sonrisas que no se olvidan?
Pues ya sabes lo que toca.
Si quieres magia de cerca en Valencia, estás a una decisión de distancia de que el mundo, por un rato, deje de tener sentido. Y eso, créeme, sienta muy bien.
No es solo un show, es una experiencia que te explota la cabeza. Así lo vivió ella.